Acababa de estar con mi futuro compañero de piso, un tipo fornido, y nada
hacía presagiar que mi casera, en una hipotética pelea, hubiera podido con él. Pero
así era, y de largo. Apareció tras una esquina como quién despierta de una pesadilla. Con
furia. Venía hacia mí a toda leche. Si no llega a sonreírme, salgo de allí
corriendo. Qué espalda, madre mía. Nunca he visto algo así fuera de una
revista. Y no estoy exagerando, tengo fotos.

Tan impresionado estaba con ella, que poco caso hice a la
casa. Total, me la iba a quedar. Mientras íbamos por el pasillo-vestíbulo, no caí en lo que este se parecía al de “El resplandor” de puro estar pendiente
de sus gemelos. Ella me explicaba que era una casa de las que en Vancouver se
llaman
older (suelo de madera, ventanas de guillotina y tal) y yo (que me iba a quedar la casa, se llamara como se llamara) caí en que su apellido (muy infrecuente) coincidía con el nombre que llevaba bordado en el chaqueta del chandal. Pero
nada de bordado a mano tipo "babi de preescolar". Bordado industrial con diseñador de
fondo: O era la dueña de un gimnasio que llevaba su nombre, o competía como culturista, o ambas cosas. No hablamos de mantas, de limpieza, de
Internet, de efectivo o trasferencia. Lo mismo me daba que la casa (bonita, eso sí) estuviera
decorada a puñaladas: Mezcla de atrezzo setentero, televisiones culonas, cuadros enormes de veleros sin detalles y lámparas por todos lado. Me la iba a quedar
igual y me la quedé. Y aquí escribí esto. Mirando por primera vez la barbería que se ve a través de mi ventana y tras haber tenido mi primera conversación (en el piso) con mi nuevo compañero:
Yo: Hola. Quería presentarme como
es debido.
J: Hola hombre. Cómo
estás hombre.
Y: Bien. Bueno, regular, lo de
buscar piso en dos días, mezclado con el cansancio del viaje… Voy a tomarme con calma el fin
de semana.
J: Se te ve un poco gris, sí.
Y: Bueno, en realidad ese es mi
color.
J:...
Y:...
J: Bueno hombre. Que ando con
prisa. Mañana hablamos.
Y: Nos vemos
Tu no me engañas, la foto te ha delatado, estás en primero A del número 124 de la calle Bravo Murillo, frente a los cine Verdi....
ResponderEliminarJaja, me he reído con lo de "Bueno, en realidad ese es mi color".
ResponderEliminarA parte, no les engañes, tu color es más blanco amarillento que gris.
A ver si estando rodeado de vigoréxicos vas a creer que eso es lo normal. Recuerda que aquí estamos todos trofollos.
ResponderEliminarTu compañero me recuerda a aquel que tuve una vez que después de un año de convivencia hice cuentas y solo hablé con el dos horas de tiempo real. Podías llamarle cariñosamente "Mota" en su honor.
Gracias amigos. Ya me gustaría mañana estar en Madrid. Tomaré el sol y recordaré que estáis todos trofollos, sea lo que sea estar trofollo que ya imagino yo que no será nada bueno para el bazo. Ni para el timo, quien lo conserve.
ResponderEliminarMota. Nunca supe si era un mote o su apellido. Como mote me parece muy bueno. Así que si es apellido, felicita a sus padres por tan feliz coherente creación.
Me muero de ganas de ver esas fotos. Ten cuidado no rompas nada, no sea que la encabrones. De todos modos, me parece fatal que no les guste tu color. ¿No saben lo que es la "moda de interiores"? pues eso.
ResponderEliminary recuerda: ¡aféitate!
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