Momentos estelares en el supermercado

No me gusta ir al supermercado. Los de aquí me hacen más gracia. No se diferencian mucho de los yankis o mexicanos: Raciones XXL, carne que parece para leones, convivencia de lo de apariencia sanísima con lo que sabes que da (pronto) cáncer e hipertrofia del precocinado a la cabeza.
Pero, ya sabe lo de "Yo soy yo y mi Supermercado". Así que yo quería hablar de dos momentos muy de mí y mi supermercado:

1. El momento I+D+I Leche. Me remonto a cuando vivía en un piso de estudiantes. Cada compra en el supermercado tenía un momento bautizado I+D+I. Se compraba algo desconocido simplemente para innovar y desarrollar nuestra (calamitosa, en especial la mía) alimentación. Para hacer el tonto, eso es. Gracias a ello descubrimos que la Rebocina reboza fatal o que las Albóndigas Día no las merecían ni las ratas. Pues aquí me ha dado a mí el I+D+I lácteo. Hay tantísimos tipos de leche, que no he podido remediar comprar un tipo cada vez. Y en algo más de un mes ya tengo mi leche rebocina y mis Albóndigas Día: La Butter milk y la Skim milk.
La Butter milk además de extremadamente densa es agria (luego me han dicho que se usa para hacer galletas). Ni el desague se la tragaba. La Silk milk va por otro lado. Es leche tan desposeída de todo lo que da sentido a esa palabra, que sabe al tetra brick que la contiene, lo juro. Es como si hicieran leche desnatada, partiendo de la ya desnatada. Agua blanca, vaya. La pintura blanca Skim podría saber a lo mismo.

2. La sonrisa de un niño vancuverita en cada compra. Ya estoy en la cola para pagar. La parafernalia de todos lados. Cinta que se mueve y cajera eficiente. Pasados los productos, si hay poca gente, la cajera de turno (todas son mujeres) me mira, me sonríe y comienza una especie de farsa con la cajera de al lado:

- Jenny, mira, este hombre tiene cara de buena persona. Seguro que no le importa ayudar a un niño [vancuverita] con un par de dólares

Y la Jenny de turno, rutinariamente, sin defender demasiado el personaje, contesta:

- Sí, Jessy, tiene toda la cara.

Y Jessy me mira sonriente e inquisitiva.

Después de dar el dinero y de la ruidosa celebración que ello conlleva, me dan una cuartilla en blanco que tiene una sonrisa roja pintada en el centro. Para que debajo ponga mi nombre. La hoja luego la ponen en la pared. Si a alguien le hace ilusión que ponga su nombre en la próxima cuartilla sonriente que lo diga.

5 comentarios:

  1. ¿Cómo no va a ser calamitoso algo llamado Butter Milk o Silk milk? Me parece lo más calamitoso que he escuchado nunca sobre leches. Calamitoso es también que si no das ese par de dolares por un niño acalamitado, crees el cliché de que los españoles son una calamidad.

    Calamitoso polar
    Calamitoso pardo
    Calamitoso grizzly

    Quiero que en la próxima cuartilla dibujes penes. Te pago 50 bucks por ello. Prueba gráfica.

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  2. El i+d... qué recuerdos! Qué hay que esperar de una leche cuyo apellido es mantequilla... es como si te compras pavo con panceta (bacon turkey), o solomillo de salmón ahumado (smoked sirloin salmon), u otros sabrosos platos de la rica gastronomía Kwakwaka'wakw.
    Respecto a la labor humanitaria en el supermercado, hay que ser fuerte. Cuando te digan que tienes cara de buena persona te aconsejo decir bien alto: "Creo que se equivoca usted, señora". La próxima vez que vayas a comprar alguien acertará a decir: "Ahí viene el hombre que no tiene cara de buena persona!", mientras una mujer coge a su hijo en brazos y sale corriendo. Pero con los días se acostumbrarán. La rutina también llega al mal.
    Por cierto que el pasatiempo de los hidroaviones era también uno de mis favoritos, porque elegir entre "La influencia de la rugosidad en la aparición de rotating stall en compresores axiales" o ver despegar y aterrizar hidroaviones delante de Stanley Park, pues no hay color.

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  3. Queridos dos: La palabra "desnatada" tampoco suena demasiado bien. Como no suenan bien "en escabeche", "escalfados" o "a la importancia" (paradojas). Leche de mantequilla me sonaba a densa, no a agria. Como si alguien la hubiera olvidado fuera de la nevera un fin de semana. Creo que te haces una idea, Per.

    Y voy a ensayar mi: Creo que se equivoca. Me ha encantado lo de que la rutina llega al mal. Inicio mi experimento "Pleasantville" de cada viaje a mundos perfectos en el super.

    "La influencia de la rugosidad en la aparición de rotating stall en compresores axiales". Yo tuve una asignatura llamada "Elucidacion estructural de compuestos organicos" y no le llega ni al forro a lo tuyo. Tu te ibas a ver aviones, yo solo fui a la primera clase.

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  4. a mi me dejan huella (o el culo sin raya, que es un sinónimo y un contrario at the same time, ¿cómo te quedas?) los conceptos de la rutina llegando al mal, y la leche con sabor a tetrabrick.

    Luego ya, para contribuir al desfase de las palabras rimbombantes consecutivas, mencionaré el oficio de "distribución logistica de gases licuados" que viene a ser el butanero así como todos sabemos que "La influencia de la rugosidad en la aparición de rotating stall en compresores axiales" es lo mismo que "osti tu, mira que olaka ha hecho el avionako ese" y que "Elucidacion estructural de compuestos organicos" equivale a "mira que chulos pinto los bencenos". A mi no me la dais.

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    1. Con lo del sinónimo y el contrario me quedo como cuando me dicen: "no te digo lo contrario". Y es que, ya te digo, la rutina ha llegado al mal y el tetrabrick al sabor de las leches. Cuentan los que comen tetrabricks que poco a poco van sabiendo a leche. En breve los harán sólidos de leche-cartón-papel de aluminio y te los podrás comer a mordiscos.

      PD: ¿De verdad me perdí una asignatura llamada a mejorar mis aptitudes a la hora de pintar bencenos? No supe ni de que iba. No como el rotating stall en compresores axiales. Quién la hubiera pillado aunque solo fuera de optativa.

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