1. Todos los miércoles juego al fútbol en uno de los miles de prados públicos llamados parques que pueblan Vancouver. Un par de árboles por esquina, y mucho césped. En esto consisten. El pasado miércoles estábamos jugando cuando llegó un pelotón de chicos con un balón. Un hombre disfrazado de entrenador nos dijo que teníamos que irnos, que había reservado el parque. El que organiza las pachangas (Ravi) le dijo que el parque era público. Que no se podía reservar. El entrenador le dijo solo: sí se puede. Y ya. Metimos un último gol y nos fuimos. Me sentí como cuando de crío los mayores nos quitaban la pista en el parque (o de mayor los pequeños, por otro lado). Yo le pregunté a Ravi por qué no le había pedido el papel de la supuesta reserva. "Eso aquí no se hace", me dijo. Ahora jugamos en otro parque.
2. Los sábados también juego en otro lado. Somos mil y nos dividimos en grupos en función de las camisetas que hayamos traído (clara u oscura). Pero el color de las camisetas mal valora el talento. Así que lo normal es que uno de los dos equipos sea mejor. El problema es que con frecuencia ocurre que es mucho mejor. Y en este caso el juego aburre a ambos lados. Nunca, NUNCA, se han rehecho los equipos. Por más que unos languidezcan sin tocar bola y los otros se aburran de no tener rival. Yo, yendo una vez con los muy malos, lo intenté. Me sentí gritando: "¡El emperador está desnudo!" en un país sordo: Esta feo insinuar que no todo el mundo juega bien.
3. Los sábados suele jugar con nosotros un enano (1).
El tema es que es difícil comportarse como rival cuando el enano tiene la pelota. El juego ya es blanco de por sí (nada de patadas ni entradas a balones divididos), como para meter la pierna cuando alguien de 1'30 lleva el balón. El problema es que el enano es un chupón increíble que se aprovecha de que nadie intenta pararle para acabar metiendo gol ante la atenta mirada de todos los demás. Los de su equipo y sus rivales. Debería decirle que hiciera el favor de pasar un poco la bola. Pero ya me estoy adaptando y me cuesta (2).
(1): No es acondroplásico porque su enanismo es hipofisario: Es muy bajo pero conserva las proporciones corporales normales.
(2): Eso si, un día me tuve que reír yo solo. El jugaba en mi equipo. E hizo la jugada descrita varias veces para aburrimiento colectivo. Tras meter su segundo gol uno de los del equipo contrario dijo en castellano: "¿Y por qué no dejan al boludo del enanito de portero?"
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| Escuela de verano de Hockey para niños (poco que ver con lo demás) |
2. Los sábados también juego en otro lado. Somos mil y nos dividimos en grupos en función de las camisetas que hayamos traído (clara u oscura). Pero el color de las camisetas mal valora el talento. Así que lo normal es que uno de los dos equipos sea mejor. El problema es que con frecuencia ocurre que es mucho mejor. Y en este caso el juego aburre a ambos lados. Nunca, NUNCA, se han rehecho los equipos. Por más que unos languidezcan sin tocar bola y los otros se aburran de no tener rival. Yo, yendo una vez con los muy malos, lo intenté. Me sentí gritando: "¡El emperador está desnudo!" en un país sordo: Esta feo insinuar que no todo el mundo juega bien.
3. Los sábados suele jugar con nosotros un enano (1).
El tema es que es difícil comportarse como rival cuando el enano tiene la pelota. El juego ya es blanco de por sí (nada de patadas ni entradas a balones divididos), como para meter la pierna cuando alguien de 1'30 lleva el balón. El problema es que el enano es un chupón increíble que se aprovecha de que nadie intenta pararle para acabar metiendo gol ante la atenta mirada de todos los demás. Los de su equipo y sus rivales. Debería decirle que hiciera el favor de pasar un poco la bola. Pero ya me estoy adaptando y me cuesta (2).
(1): No es acondroplásico porque su enanismo es hipofisario: Es muy bajo pero conserva las proporciones corporales normales.
(2): Eso si, un día me tuve que reír yo solo. El jugaba en mi equipo. E hizo la jugada descrita varias veces para aburrimiento colectivo. Tras meter su segundo gol uno de los del equipo contrario dijo en castellano: "¿Y por qué no dejan al boludo del enanito de portero?"
No me ha quedado claro. Entonces, ¿Eres bueno, o eres malo jugando a fútbol?
ResponderEliminarSinceramente. Si estuvieses en Jamaica, también me creería este blog. Parece un país de Fumanchuses en el que nadie pregunta por no molestar.
Las discriminaciones positivas solo deben existir si son merecidas. Ser "enanito" es una putada. Ser gilipollas es una opción. (Toma sentencia. Lo siento. Me ha salido del Almax)
Me recuerda al que se comió las cenizas en un funeral budista por error y nadie le dijo nada por no "incomodarle".
ResponderEliminarA mí me van más los puntos intermedios, ni la desquiciante necesidad española de meter la nariz en asuntos ajenos (para criticar), ni esa alucinante capacidad de aburrir a las ovejas que parecen destilar tus compañeros.
De todos modos, teniendo en cuenta lo poquito que te queda, procura disfrutarlo.
Besitos
PD: tengo una duda que me corroe: y si uno lleva una camiseta mitad clara mitad oscura, ¿qué pasa?. ¿Lo echáis del equipo por destrozar la armonía? ¿dejáis que juege medio rato con unos medio con otros? ¿os esforzáis en que eso no ocurra porque os atemoriza la respuesta?
Yo tengo una duda y alguna sugerencia.
ResponderEliminarLa duda es: es posible incluso que la corrección política llegue al punto que en realidad a ninguno de tus compañeros de juego les guste el fútbol? Como no pueden decirlo, pues igual todo el mundo dice de ir a jugar a fútbol pero en realidad a ellos lo que les va es jugar a hockey sobre hielo, con sus ropas de canucks y toda la parafernalia. Eso explicaría por qué los de las camisetas blancas son tan malos. Es una forma rebuscada de protesta. Un canto anti-sistema a la canadiense.
Las sugerencias: puede que esté claro que no se puede preguntar si tienen o no permiso para usar el parque. No en ese momento. Pero, y luego? Ir a alguna oficina del ayuntamiento a ver si de verdad hace falta permiso, por ejemplo. Y si es así, incluso pedir permiso vosotros mismos.
Lo mismo con el rollo de las camisetas. Si rehacer los equipos en pleno partido es violento, podéis hablar (dos a dos, por no incomodar, si se quiere) y quedáis en el color de la camiseta que cada uno va a llevar al siguiente día de partido en el campo que hayáis reservado y así, los equipos van a salir equilibrados de partida. La diplomacia consiste en eso. En eso y en sacar el tema de Gibraltar de vez en cuando, que si no el agosto se hace muy largo.
Y un consejo para el enano, que aprendí viendo jugar a mi sobrino de ocho años (que medirá más o menos lo mismo) con un mayorzote muy motivado. Cada vez que mi sobrino se iba sólo y fallaba el gol a pocos metros de la portería, el hombre motivado y motivador le decía: molt bé, pequeño! que en castellano no parece nada del otro mundo pero ya os digo yo que en sueco suena fatal. Así que bueno, al enano le podéis animar con un "Good, little one!" o "Come on tiny one!" (no sé si es enano o muy enano) cada vez que le estropeéis la jugada. Así no os sentís tan mal.
Me horroriza enormemente la idea de jugar al fútbol por compromiso, tanto como la idea de jugar al fútbol a secas. O como el fútbol en sí mismo. Siempre que sale a colación cuento mi anécdota escolar, cuando en educación física jugábamos al fútbol y a mí me ponían a jugar con las chicas. Y mi torpeza hacía perder al equipo que contaba conmigo en sus filas. Además, como llevo gafas desde bien infante estoy exento de ejercer de portero.
ResponderEliminarYo, la mayoría del tiempo, tiendo a ser bastante "polite", tanto que a veces cruzo la frontera hacia lo "apocado" y ni siquiera me significo. Pero creo que en un pais tan extremadamente "polite" hasta yo me acabaría sintiendo violento.
Gracias por los muchos aportes. Os contesto por separado (y sin tildes, teclado hostil) y al final una cosa de las camisetas:
ResponderEliminarKriskros: Es triste decirlo, pero si fuera Jamaica, seguro que las cosas no serian tan diferentes, en efecto. Soy mejor que peor, pero dependo del equipo. Como todos los buenos. Oliver Aton y Paolo Futre a la cabeza.
Sonia: Lo de comerse las cenizas por error me encanta, pero veo un punto oscuro. Comerse unas cenizas por error. No lo veo. Aunque no sean humanas, no veo a nadie comiendo cenizas por error. Mejor eso que de cigarros, que seguro que las cenizas de humanos no dan tumores. Que lo mismo es que la historia es famosa y has omitido algo que se me va, o que todo el mundo sabe como es un funeral tibetano y resulta que en ellos la ceniza se esnifa y no se come. No se, dinos.
Per: Que todo sea una soterrada forma de protesta antisistema y que no les guste el soccer ni el campo ni la lluvia ni los altramuces, pero que finjan que les gusta. La idea es la leche. Me recuerda al capitulo de los Monty Phyton en el que unos flanes extraterrestres invadian Inglaterra (desde Wimblendon) y se dedicaban a convertir a sus habitantes en escoceses con falda y gaita que tan pronto eran transformados se iban directos a pie hacia las Highlands.
Hombre Malo: Tampoco se llega a los niveles de "jugar por compromiso". Yo simplemente digo que es mas divertido si los equipos son parejos. Me da mucha ternura que te pusieran con las malas y que destacaras. Por malo.
Sobre las camisetas: Esto es un partido que se sabe que se forma a una hora en un sitio. Y en el que se insiste en venir de blanco u oscuro. Por eso no hay que descuartizar a los que vengan de rayas. Eso si, los hay que vienen de naranja u otros colores intermedios y juegan sin camiseta con los blancos. Para despiste porque suelen estar morenos. Gallifante para el que acierte su usual nacionalidad.
Aclaro el asunto de las cenizas: parece ser que uno de los rituales budistas (no sé si de todas las ramas o de algunas en especial) incluyen "purificarse" con el humo del incienso, de ahí que lo quemen por kilos (a juzgar por los montonacos de ceniza que se ven en los templos, o no limpian nunca o lo que te digo: ¡por kilos!). Cuando te acercas a las barritas de incienso que se están quemando, como raro es que el humo vaya hacia ti, te lo acercas con la mano como si lo cogieras y te lo echaras a la cara. En los funerales es costumbre presentar los respetos al muerto de uno en uno en el altar (o como se llame) donde hay una foto del finado, ofrendas (arroz y alcohol, creo) y por supuesto barritas de incienso para que te eches el humo. Los japoneses, por supuesto, esperan su turno haciendo cola de a uno de tal modo que lo único que ves del de delante sea su espalda. Cuenta la leyenda que un bárbado occidental (juro por mis muertos que yo no he sido) no familiarizado con las costumbres budistas, estaba en el entierro del familiar de un amigo e hizo cola frente al altar. Atento como estaba por ver qué hacía el de adelante para imitarlo le pareció ver que tomaba algo del altar con la mano derecha y se lo llevaba a la boca... y por supuesto cuando le tocó a él se metió un fantástico puñado de cenizas pal body.
ResponderEliminarSi la historia es cierta o no, es un auténtico misterio. Pero teniendo en cuenta mi propia experiencia por allá, apuesto no sólo a que sí es cierta, sino a que el occidental era Canadiense o Americano :)
Muchas gracias, ahora me queda claro. Y me lo creo. El tolai de turno lo mismo era de Burgos, los que eran de Norteamérica (excluido México) eran los de detrás. Pero insisto en que son orgánicas. Y los hay que se comen placentas porque su forma es la del árbol de la vida.
ResponderEliminarYa me contarás de las diferentes ramas del budismo. Suena a que todas van a estar "basadas en hechos reales".